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- Que sean claros y sencillos, con un lenguaje accesible y comprensible por todos.
- Que las palabras empleadas activen los marcos de significación adecuados.
- Que estén contextualizados.
- Que sean consistentes y no den mensajes contradictorios.
- Que llamen la atención y tengan “valor noticia”.
- Que incluyan ejemplos prácticos para ilustrar lo que se quiere decir;
- Que se centren en problemas de la gente real y sean inclusivos.
- Que apelen más a las emociones que a la razón.
- Que generen confianza y motiven a la acción.
- Que favorezcan la transparencia en la política o la gestión.